Ella sentía que emprender requeriría tiempo y energía y podía ser un verdadero riesgo, repleto de dudas y complicaciones económicas y entre tanto pensar, no se dio cuenta que emprender no sólo significaba ser independiente....significaba emprender vuelo...y ése sí que era un verdadero desafío...un reto diario que implicaba mirarse por dentro, descubrir el para qué y no olvidar lo importante...mantener una visión a futuro y tener un encuentro con el presente tan sublime que te deje sin aliento. Y al emprender vuelo, comenzó a disfrutar los primeros pasos deteniéndose en el presente, con el fin de embarcarse a lo desconocido y a lo maravilloso.
Y después de muchos meses descubrió por fin, que aquel vuelo no sólo consistía en pensar en el otro sino en entender su soledad y el porqué estaba tocando su puerta con tanta fuerza.
Y así fue como inició un proceso de autoconocimiento inmerso de sorpresas y recuerdos del pasado, entendió su infancia de una manera diferente y fue capaz de darle un significado distinto a los nuevos pasos que estaba dispuesta a pisar con más fuerza. Y sin darse cuenta, su vuelo comenzó a ser más emocionante y sus alas comenzaron a cambiar de color.
El significado de emprender cambió por completo...el peso de la balanza ya no descansa sobre las dudas, el miedo o la incertidumbre...ahora recae en un nuevo firmamento repleto de oscuridad y a la vez de preciosas estrellas que la observan desde el cielo y la acompañan en su camino.
Aprendió a conectarse con su niña interior, a darle las gracias y a pedirle perdón y la abrazó con tantas fuerzas que logró sacarla de aquél vacío, de aquella sensación de pérdida y aislamiento y ahora ella vive en ella con más fuerza, aparece en algunos momentos importantes para recordarle lo que le duele y lo que necesita y desparece en otros momentos con el propósito de que ella pueda recobrar la esencia de crecer transformándose una y otra vez y al fin entienda que de eso se trata volar.
