jueves, 10 de septiembre de 2015

Identificación Silenciosa


Pecaminosamente, silenciosamente, esas palabras encendieron su historia
Fue entre gestos y miradas que ella se asombró
Se quedó perpleja y por un instante quiso gritarle a aquella mujer:
“A veces siento exactamente lo mismo”
Pero se detuvo en su identificación silenciosa

Lo curioso fue que la empatía se intensificó
Y una vez más, lo resuelto fue mucho más fácil de transmitirlo
Aquella, la que estaba sentada al frente, solo buscaba una solución
Y ella, solapaba recuerdos todavía un poco latentes y los digería…
Con sensaciones agridulces en su interior
Y una pizca de emociones saladas  y algo incompatibles

Transmitió su saber y sin querer algo de su experiencia
Pero, por supuesto, sin mencionar que se parecía a su historia
Y lo mas precioso fue que todas las palabras no fueron mera subjetividad
Sino que pudo transmitirle lo que en ciertos momentos le transmitieron a ella
Estando en la misma posición que aquella
Sentada al frente del terapeuta
Y la empatía y la sensación de identificación fue más rica y deliciosa

Para ella,  la sensación de aquel encuentro fue como un espejo exterior
Con pizcas de subjetividad desbordándose en palabras
Y acontecimientos un poco más resueltos que meses atrás
El cierre fue más lindo aún y al mismo tiempo el abrazo final cerró ambas historias

Ella termino más apasionada con su oficio
Y con mucho más por resolver de ella misma, día a día, hora a hora
Pero claro, por muy parecidas que sean dos historias
Ninguna es exactamente igual
En cada una residen personalidades y sensaciones distintas
Incluso formas de actuar o pensar

Y entre tanto, un abrazo de cierre simplemente es lo único necesario para empatizar

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