Mi amada Ticar, mi dulce margarita:
No sé cómo empezar a describir una despedida, imaginaba que sería a tus 75 o 80 años... después de haber asistido a mi boda y haber visto a mis hijos crecer...pensé que despedirme de ti iba a ser en otro contexto, en un imaginario diferente y que envejecerías al lado de mi madre, tu amiga íntima, tu compañera. Pensaba que íbamos a seguir teniendo domingos felices, almuerzos llenos de risas y helados de postre y que mas allá de cualquier dolor físico, tú serías la principal diseñadora de toda la ropita de mis hijos/as, esa ropita que tejiste con tanto amor...tú tenías que ser la principal, la que me iba a ayudar a cuidarlos, la que los iba a llenar de tanto amor e imaginé que de aquí a unos años seguiríamos hablando de cuéntame y de todos nuestros hermosos recuerdos en España...pero algo pasó y la vida no lo quiso así...tu lucha empezó a decaer, tus mañanas eran de invierno y aún me sigue costando recordarte así, postrada en cama, llena de pastillas, triste y desolada y con sabor a poco....quiero recordarte como cuando viajábamos juntas y compartimos tantos momentos...cuando cocinabas para nosotros, cuando reías con tus amigas de tantos años, cuando íbamos a comprar ropa, cuando comimos churros con chocolate y cuando te costaba cargar con la maleta en el aeropuerto de Madrid...porque esos momentos me llenaron de felicidad y de risa, esos momentos son los que voy a extrañar.
Aun así, tú te encargaste de hacernos felices en vida, con tus detalles, con tus regalos sorpresa, con tu alma llena de risa, con tus regalos de navidad, con tus chompitas tejidas que aunque a veces no eran tan modernas, no te decíamos nada porque el cariño era tan evidente en cada punto y en cada tejido que nos alegrabas el día con tan hermoso detalle. Tú te encargaste de dejarnos parte de tu herencia, aún sin saber tu hora, te encargaste de secar nuestras lágrimas, de tranquilizar el ambiente cuando habían peleas y desde que eramos pequeñas te encargaste de ser la mejor tía del universo y de acompañarnos en todas nuestras etapas, siempre al lado de Dios.
¿Cómo fue mi ultimo día junto a ti?, sólo atiné a hacerte reír y a contarte un poquito de mí, recuerdo que no te dediqué mucho tiempo pero el universo me jaló a ti, para verte por última vez sin ni siquiera darme cuenta que sería el último momento. Hoy te regalo la brisa del viento y la luz del sol y hoy te recuerdo con cariño por todos los momentos que amé compartir contigo. Recordaré tu sonrisa al ver la sonrisa de un bebé o un cachorro por el prado y sonreiré, porque tu siempre me has enseñado a sonreír y a ser mi mejor ejemplo de segunda mamá.
Existe un impulso en mi ser que me anima a entender que esto se dio por algo y que Dios te llevo para que seas la mejor de sus ángeles, para que nos cuides desde el cielo porque Dios se encargará de cuidar de ti y de librarte de todo el sufrimiento que estabas apunto de vivir. Existe una magia indescriptible que el señor se encargó de ponerla en mi corazón, una magia de coincidencias y explicaciones espirituales que soy capaz de asimilar, tu partida tuvo algo de magia para ti porque sé que era uno de tus deseos, pero todavía se me hace difícil dejarte ir. Este es un nuevo sentimiento diferente a los que experimenté, me llena de escalofríos y taquicardia y me cuesta entender que la vida sigue sin ti. Imagino que el tiempo es nuestro mejor aliado y la compañía junto a la familia nuestro mejor escudo, solo te pido tía querida que, desde el cielo, nos des tu calidez y nos transmitas fuerza para sobrellevar tu partida, nosotros estaremos rezando por ti y en algún momento dejaremos de llorar, entenderemos lo que hoy no podemos asimilar y nuevos cambios positivos vendrán, te lo aseguro.... porque sé que tú nunca quisiste vernos sufrir, te amo con todo el corazón y mando mil besos al cielo.
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