Amelia descendió de las praderas
Invirtió uno a uno pedazos de sol
Arropada bajo las sábanas de dolor
Y posó uno de sus anillos en el mar
Lo dejó ir y entonces aquella joya despegó desenfrenadamente ante las olas del mar
Junto con tantos significados y tantas delicias de perla
Entonces no lo volvió a ver
Desapareció ante su mirada gris, como pedazo de polvo
Desempolvado, sin ser arropado partió a su destino al fin
Y Amelia toda pensativa se entregó
A esas llamas de fuego
A su propia libertad
A su último final
A su punto crucial
Se levantó y la vertiginosa rama del amor la tocó al fin
Sacudió todos sus miedos, todas sus palabras y deseos
Y se esfumó de aquella orilla
Recobrando cada grano de arena
Sintiendo la brisa bajo sus mejillas
Y lloró
Como quien llora con sonrisas,
Como quien asciende de las espumas del mar,
Como quien desea para uno mismo,
Saborea,
Y se eleva en llamas.
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