Ella ya no era la misma
Su mundo había cambiado
Las personas se habían esfumado
Y el escudo en su pecho se había opacado
Sus recuerdos, sus memorias, la llaga en su pecho
Todo lo que había construido de alguna manera se fue
Pero no para no volver,
Sino para transformarse, para liberarse
Para poder encontrar la respuesta ante todos sus anhelos
Ese día la luna cambio de color
El universo cambió de dirección
Las espigas comenzaron a carcomer lo oscuro, lo tenaz
Y el sol le ofreció una respuesta
Quizas una mas visionaria, mas imaginaria y a la vez mas voluble
En definitiva no fue la más veraz,
La mas esencial o la mas acogida, mas derramó fuentes de cautela
Sensatez, discernimiento
No fue una decisión para aquellos fuera de su anterior mundo,
Sino para ella
Ella, que al fin pudo bailar al compás de sus llantos,
Al ritmo de su risa
Hacia las alas de las golondrinas
Aquellas que volaban confundidas y volátiles ante un horizonte ignoto
Ante unas huellas desconocidas que esparcían migas de rocío
Rocío de agua de mar
Rocío de sed de mañana
Y luz de día
Entonces extendió sus nuevas alas
Las menos predecibles y aún las mas puras
Las menos desdichadas
Las predeciblemente desamparadas
Y cuando por fin llegó el momento de esa intensa liberación,
Se miró al espejo, aquel espejo que le ofrecía un centellar de emociones
Y entonces, encorvando la espalda y tras su propio reflejo,
Sonrió.
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